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Sin partido, pero con principios: la paradoja política en México

Por Carlos Leal

La política mexicana vive una contradicción profunda: los partidos que supuestamente representan ideologías firmes han dejado de ser coherentes con sus principios. En los hechos, la mayoría de los institutos políticos han abandonado sus plataformas ideológicas para convertirse en simples vehículos electorales, donde lo único que importa es sumar votos, aunque eso implique renunciar a toda identidad.

Esta realidad ha generado un fenómeno interesante: personas con valores, convicciones firmes y una visión de derecha han llegado a cargos públicos desde partidos que, en teoría, defienden lo contrario. Y esto no es casualidad, es consecuencia directa de la falta de un partido realmente comprometido con defender la vida, la familia, las libertades fundamentales y el Estado de derecho.

El caso más reciente es el de la diputada Luz Itzel Mendo González, del Partido Verde Ecologista de México, quien en el Congreso de Guanajuato votó en contra de la despenalización del aborto, a pesar de que su partido se define como progresista y proagenda de género. Lo interesante es que el propio Partido Verde emitió un comunicado público respaldando su voto, afirmando que respetan la libertad de conciencia de sus legisladores.

Este hecho pone en evidencia dos cosas: primero, que la convicción personal sigue siendo más poderosa que la disciplina partidista, y segundo, que los partidos están tan desdibujados ideológicamente que prefieren no confrontar ni definir posturas claras. En lugar de defender sus supuestos principios, optan por mantenerse cómodos en la ambigüedad.

Esta situación ha permitido que personas con principios lleguen a posiciones clave desde partidos que, en teoría, les deberían cerrar la puerta. Y mientras no exista un partido verdaderamente de derecha, con estructura, visión y firmeza ideológica, esto seguirá ocurriendo: usaremos los canales disponibles para llegar, aunque no representen nuestra causa.

Pero esto no es lo ideal. Lo ideal sería construir un espacio político que no sólo permita postular candidatos con valores, sino que defienda abiertamente una agenda clara: la defensa de la vida desde la concepción, la familia natural, la libertad de expresión y la responsabilidad individual frente al Estado.

En lugar de navegar entre contradicciones, México necesita un partido que no tenga miedo de decir lo que piensa, que no se excuse con eufemismos ni se esconda detrás del cálculo político. Un partido que forme cuadros con carácter y convicción, y que no se doblegue ante la cultura de lo políticamente correcto.

Mientras ese partido no exista, muchos seguirán usando las estructuras existentes para impulsar sus principios. Pero tarde o temprano, llegará el momento de construir algo propio, que represente sin titubeos a millones de mexicanos que hoy no se sienten reflejados en ningún partido.

Porque la política sin valores no es estrategia, es oportunismo. Y México merece más que eso.

Publicado enOpinión

2 comentarios

  1. johan ernesto johan ernesto

    Efesios 6:12
    Reina-Valera 1960
    12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

    Se tiene que cumplir la palabra del señor, sabemos que nada va a cambiar. Yo estoy en contra de todo lo que va en contra de Dios pero, se tiene que cumplir la palabra.

    Bendiciones!

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